martes, 12 de enero de 2010

Nada que esconder.


De ratos me pongo a pensar, faltan solo unas horas,
y desperté por la mañana pensando en que sentiré cuando llegue el día cuatro y tu ya no estés.

Ciertamente no sentiré lo que sentía hace unos meses, mucho menos hace unos años, cuando las bienvenidas y despedidas eran como un simple hola y un adiós, en donde no importaba mucho si nos veíamos o no.

Y la verdad es que fui dejando atrás esos días, me importaba poco si iba o venia.
Hoy se que el posible contagio de emociones no te importo. Inevitable, tal vez, pues ya todo esta hecho.
Ahora las noches sin dormir y los espacios reducidos se quedaran conmigo, entre sabanas que quisieran ser de satin, y que quisieran contar mucho mas que los viajes y las visitas de desconocidos.
Pronto las gotas que caen cada mañana desearan haberte tenido un día mas.

Todo se quedara guardado en la arena y en las paredes de el lugar que contiene dígitos dobles.

Solo queda decirte que nueve horas no son suficientes, ni tampoco ochenta y cuatro.
Tampoco una semana, y mucho menos algunos meses. Lo trate de explicar con canciones, y aunque parezca poco probable ya, seguiré esperando, como cuando nada de esto me importaba, y el ir y venir de los días era menos cansado.

Por el momento no hay algo que se pueda decir, mas que; buen viaje.

2 comentarios:

Sonia Ló dijo...

lo que me agrada siempre de pasar por un blog
es encontrar pequeños textos
como reflejos de mis pensamientos

Sonia Ló dijo...

lo que me agrada siempre de pasar por un blog
es encontrar pequeños textos
como reflejos de mis pensamientos